5.7.2020

RuPaul le quiere recordar a todxs que voten en las próximas elecciones. La falacia electoral, repetida hasta morir dentro del discurso homonormativo de un traje de “hombre” creado a la medida. La draga, en sus tacas, se exhibe a las luces y a las cámaras, lentas, en cámara lenta como un anhelo incompleto de una draga que pudo haber sido presidente cuando hacia falta. 

¿Cuán vieja es esta mentira?

Las dragas y sus tacas se pelean por un título y un objeto. Por un nombre y unos papeles, por un cuento y un reconocimiento. Brillan en el centro de la fantasía, las angustias centristas de un continente que se siente como un hoyo negro que le chupa el sustento hasta a la misma muerte. Se camina en pasarela hacia un sueño, se resbalan en sus mismas lentejuelas poco a poco creando un multi-universo de pesadillas, en cámara lenta, con cada instante de su caída.Terminan en un split, en un icono, en un espanto, en un abrir de ojos con pestañas pegadas con cemento. La ganadora es una draga con un concepto arquitectónico brutalista cosido desde la punta de los pies hasta el beret irónico que edita su llamado a acción. 

“Yo también soy americana”

Canta la reina , siempre reina, nunca in-reina. En las voces de sus hijitxs desesperados por un pastel de relevancia o una esperanza con olor a cosméticos como la maja de lxs que nos dieron latigazos en algún momento grabado en la epigenética de la historia de su vida. Registrese a votar y deje la mente volar en los bancos de teléfonos demócratas socialistas enganchandote en repetición como un montaje ochentoso con hombros puntiagudos y comida chatarra. 

La pared es rosa.

Comienza el espectáculo con un aviso de luces que te pueden hacer convulsionar y el recuerdo de unx violadorx en tu camino a dos pasos de una jaula. A cero pasos de un encierro mental. A cien pasos de un perdón. Qué hará la historia con los violadores excepto borrarles del mapa con una bota de burocracias panópticas repetidas hasta la muerte.